jueves, noviembre 30, 2006

Varia

En ocasiones una disculpa elegante justifica sobradamente una espera demorada. Me escribe J.:

Acabo de leer una frase del recientemente premiado Raúl Guerra Garrido: "De entre dos puertas, elige la cerrada; entre dos cerradas, la que esté prohibida, y entre dos prohibidas, la que más miedo te dé". Cualquiera diría que yo tardo más en contestar los correos que quien se encontrara ante tales dilemas. Procuraré enmendarme.

* * *

El otoño en el parque
ensarta brochetas de luna
con las ramas desnudas de un árbol.
* * *

Le están poniendo espejos a las casas que miran al Muro:
¿se asustará la marea en los días de mucho oleaje?

miércoles, noviembre 29, 2006

Revisión Poética (haiku con coda)

Diario de ascuas,
poso de las hogueras
que son los días.
(Algunos días.)

De retornos y canallas (5)


Durante un verano de hace ya años viajé a Venecia. Cuando allí vayáis no os demoréis en San Marcos por mucho tiempo. Comprad mejor una postal que le haga justicia a la plaza y que vuestros pasos os lleven enseguida a lugares menos concurridos. Porque Venecia está escondida en tránsitos sin salida, en canales de aguas sucias y quietas por donde nunca se aventuran ni góndolas ni turistas, en muros ocres raídos por los atardeceres y el orín. Perdido en esos rincones húmedos, que son como las llagas ocultas de un rey leproso, comprendí que algunas de mis añoradas calles de Cimadevilla bien pudieran haber sido un digno barrio de la propia Venecia.

martes, noviembre 28, 2006

Sherlock Holmes de andar por casa

Ayer cuando llegué a casa a la hora de comer, mi hijo me abordó entusiasmado con el relato de lo que él y un compañero suyo de la escuela se traen entre manos. Nada más, y nada menos, que la resolución de un caso propio de detectives. En su misma aula, sobre la mesa de una niña, apareció una nota anónima. Del contenido de la misma no he llegado a conocer más que vaguedades: que si en ella el que firmaba se declaraba admirador secreto de la destinataria, que si le proponía algo así como una relación epistolar de papelitos a dejar en sitios previamente acordados… En realidad, lo que a mi hijo le interesa es saber quién escribió la nota. Y en ello está, acompañado de su particular Watson, y aplicándose en métodos deductivos que detalla en hojas manuscritas en las que se enumeran los avances de la investigación y los nombres de los sospechosos. Tengo con él, sin embargo, un conflicto de prioridades, pues mi pequeño considera más importante descubrir al autor del anónimo que investigar el móvil. Es lógico, la gracia para él está en quitarle la máscara al compi; la preocupación de su padre es conocer si mocosos de diez años se escriben ya recados de amor.

Poética (haiku)

Diario de ascuas,
poso de las hogueras
que son los días.

lunes, noviembre 27, 2006

Web Cam al mediodía

Ayer pronosticaron olas de cuatro y cinco metros. También recomendaron no acercarse a los rompeolas. Vengo del Muro. Hace un día espléndido. Temperatura primaveral, luz de otoño, sol clemente. Pero es cierto que hay olas musculosas. Se levantan con un vigor de materia densa, opaca, verde. Anda la marea a medio camino y viene rompiendo ya por ambos brazos de la bahía, hacia San Pedro y también hacia el Cervigón. Y lo más desconcertante es que este arrebatamiento se produzca en una mañana tan plácida. Que se manifieste de improviso y tan violentamente bajo un cielo despejado. Y que los paseantes disfrutemos de esa cólera en mangas de camisa, asumiéndola con la empatía propia de quien le aplica a las cosas del océano las dosis justas de inteligencia emocional.

Globalizaciones varias

Anoche en la 2 de Televisión Española se emitió un programa titulado Voces contra la globalización. Una tras otra se fueron sucediendo las intervenciones críticas contra la política imperialista norteamericana: Nair, Saramago, Galeano, Manu Chao, Ramonet... Tal era la unanimidad en los planteamientos de los intervinientes que bien pudiera pensarse que todos ellos habían sido, paradójicamente, contagiados por alguna suerte de globalización del parecer. Eso o que alguien tomó partido -partido hasta mancharse- cuando cursó las invitaciones.

(Aunque se pudiera estar de acuerdo con lo argumentado por los intervinientes seleccionados, la parcialidad del programa se volvía finalmente en su contra al ofender la inteligencia del espectador.)

viernes, noviembre 24, 2006

Gramática complicada

Por mucho que se empeñe Alex Grijelmo, siguen existiendo gramáticas complejas, cuyas normas se rigen por el miedo, la cobardía o la supervivencia. No hace falta más que leer hoy –y siempre- a Maite Pagazaurtundua: “Existe toda una gramática de la palabra y del silencio en el País Vasco”.

Vida eterna

Dejé a mi mujer y a mi hijo en la consulta de la dentista y me fui a pasear por la orilla de la playa. Ya era de noche. Hacía una temperatura muy agradable para ser casi finales de noviembre. El río llegaba al mar crecido y turbio por las lluvias de los últimos días. Era bajamar y sobre el escote de la playa brillaban como perlas las farolas del Muro. Me cruzaba a la gente y la dividía en dos tipos: gozadores y penitentes. Quienes como yo paseaban sin prisa, buscando un poco de silencio y un paisaje al que asirse, formaban la vertiente tranquila del carpe diem. Los otros, los que corrían sudorosos, atentos sólo al ritmo de su zancada y al pálpito del corazón, pertenecían a una suerte de moderno ascetismo que quizás ya no aspira como el antiguo a la vida eterna, pero que sin duda pretende eternizar los restos de la que se posee mediante la privación (del aliento).

jueves, noviembre 23, 2006

Moby Dick

Ayer al mediodía cuando dejé la oficina, un informático me informó de que, por la tarde, me iba a cambiar el ordenador de mi despacho por uno más potente. Hoy cuando he llegado a mi mesa de trabajo me he encontrado, efectivamente, con un aparato nuevo. Tiene una pantalla más grande y la carcasa es de otro color. Lo he encendido y lo primero que he apreciado es que el fondo de escritorio que mantenía en mi viejo computador, una hermosísima fotografía tomada por Juan Garay en el muelle de Gijón una tarde oscura en la que el cielo amenazaba tormenta y los veleros amarrados a los pantalanes lucían por ello mucho más blancos, había desaparecido. A cambio, el informático me había dejado por pantalla un trozo de desvaído océano verde en el que aparece la cola de una ballena que se va a las profundidades dejando una cascada de agua por rastro. Me temo que antes de emprender la inmersión, el tremendo cachalote se ha tragado los veleros del muelle, la mitad de los programas de mi viejo ordenador y todo lo que en éste tenía a mano y me era útil. Y lo peor es que ahora tendré que llamar de nuevo al informático para que me arregle el desaguisado. Procuraré no estar cerca cuando se ponga manos a la obra, porque es capaz de volver el bicho y dejarme tan tullido como al capitán Ahab.

miércoles, noviembre 22, 2006

Amigos

Con el paso del tiempo se consigue disfrutar cada vez más de las cenas con los amigos. Primero porque los que hemos conservado al cabo del tiempo son ya como los restos más preciados del naufragio de los años y el afecto que por ellos sentimos es tan definitivo y gustosamente irrenunciable como un pacto de sangre. Y segundo, porque, a poco que nos hayamos ido puliendo con las cosas que nos mejoran, disfrutamos mucho más de su compañía, de su conversación y de cuanto con ellos comemos y bebemos.

Hace tiempo leí en un libro de artículos de Francisco García Pérez, Lo que hay que oír, una reflexión que viene a cuento de lo que digo: “La cultura personal no es otra cosa que una consideración armónica del mundo y jamás una acumulación de lecturas, un modo de demostrarlo es hacerse fuerte en la amenidad de la charla, en el ingenio oportuno, en la anécdota demorada".

Y ya puestos, puede añadirse a esta entrada una poesía que también le viene bien. Es, como en otras ocasiones, de Darío de R. (poeta especular):
Amigos

Conversas hasta la madrugada,
bebes largamente,
fumas…
Y mientras tanto,
llega en silencio la noche.

Vuelves feliz a casa,
en medio del frío y bajo la luna.
Pero atesoras un dulce pálpito en el pecho
con el que confías,
sólo por un momento que se te antoja eterno,
en el resto de tus días.

lunes, noviembre 20, 2006

Sabelotod@s

Hace ya algunas semanas que el trabajo nos impedía mantener la correspondencia electrónica que casi a diario nos hemos ido enviando en los últimos meses. Hoy, por suerte, recupero a mi buen amigo J. a través de sus e-mails, que no es poca cosa porque, de alguna manera, sus mensajes tienen algo de bitácoras para un solo lector. Espero que no se moleste si en el futuro cuelgo en este diario algunos comentarios de sus correos. Merece la pena.

Te voy a relatar una anécdota que me ocurrió hace unos días en El Corte Inglés y que tiene que ver con la tontería humana. Ví unos libros muy atractivos de una colección de divulgación científica para niños. Uno de ellos era una especie de biografía de Darwin, por el que tengo un particular interés. Me puse a hojear el libro para ver si merecía la pena, pues el autor y la editorial me eran desconocidos. Ya al mirar la cubierta me sorprendió el nombre de la colección "Sabelotod@s". Yo había oído hablar de los sabelotodo y de las sabelotodo, pero nunca me había encontrado con las sabelotodas. Bueno, pues no era esta la tontería más gorda. Abrí el libro por la mitad y me encontré algo maravilloso. Decía el autor del libro que Darwin había escrito un ensayo muy importante titulado El origen del Hombre y que lo había titulado de esta forma porque le tocó vivir en una época muy machista, y que el pobre Charles de haber vivido hoy lo habría titulado o bien El origen del Hombre y de la Mujer o bien El origen de las personas. ¡Toma evolución de las especi@s!

Ventanas altas

La mañana del viernes me visitó en el trabajo B. Siempre tiene el buen detalle de traer bajo el brazo algún libro recién salido de la imprenta. En esta ocasión me obsequia con el titulado Ventanas altas. Vertientes de la poesía actual en Asturias, un esbozo de los últimos años de la poesía en nuestra región pergeñado por el profesor universitario y poeta Leopoldo Sánchez Torre, y que ha sido editado conjuntamente por la Asociación de Escritores y el Gremio de Editores de Asturias.

Supongo que debe de ser difícil realizar un estudio de esta naturaleza. Se trabaja sin demasiada perspectiva temporal y quizás el inventario de nombres elegido sufra inevitables alteraciones en los próximos años; por otro lado, los poetas más que tendencias muchas veces ocupan trincheras y siendo quien emprende esta labor parte interesada, a buen seguro que ha tenido que debatirse entre el deber y la devoción.

El resultado es un breviario de lectura amena pero escasamente sistematizado en sus poco más de cincuenta páginas. No entro a valorar el nomenclátor, lo doy por bueno y por completo. Aunque quizás sea este aspecto el que más recelos provoca entre los interesados cuando tales obras salen a la luz, no conozco la poesía asturiana con la profundidad necesaria como para echar en falta nombres o como para considerar desacertada la inclusión de alguno de los que aparecen. Pero creo que lo que sí se le debe exigir a este tipo de estudios es un método, una pauta regulada por criterios cronológicos, estéticos o de lengua -también posibles en este caso por hallarnos ante una literatura bilingüe-. Por contra, lo que Leopoldo Sánchez Torre realiza es un apresurado recorrido por autores y obras que tiene vagamente algo de temporal, algo, escaso a mi juicio, de aclaración sobre cuáles son las diferentes líneas estéticas y, finalmente, un remate, apenas ensamblado con lo que le precede, sobre la producción en asturiano. Todo ello prologado por unas breves líneas introductorias en las que se aclara de dónde viene la idea del título del libro: un recorte de una de las anotaciones publicadas por Jordi Doce como Hormigas blancas (Bartleby, 2005), que dice “no hay poema sin ventana”. Así pues, alentado por esta cita, dice el autor: “En estas páginas trataré de mirar y hacer mirar desde y hacia las ventanas más altas y mejor orientadas de este vigoroso inmueble, pero intentaré también ser justo con las que, si algo más bajas y tupidas, no impiden sin embargo la contemplación de magníficas vistas”. Pues bien, comienza aquí un itinerario que viene dividido en las siguientes etapas (al índice me remito): La tela: tertulias y publicaciones / El hilo: los poetas / El hilo: ventanas altas / La segunda promoción / Cuatro poetas / Los nuevos / Las lenguas: el Surdimientu / Canon, arquetipo, generaciones / Cuatro más cuatro poetas / Los que son. La mera reproducción de cómo se intitulan las partes de este estudio ofrece, creo, pistas sobre la ya aludida falta de una exposición más estructurada de lo que se cuenta o pretende contar.

De cualquier modo, al libro ha de reconocérsele el mérito de haber iniciado el desbrozamiento del panorama poético de estos últimos años en Asturias desde posiciones que pretenden ser, y parece que lo consiguen, no alineadas; de hacerlo además con conocimiento de causa; y de ponernos a los lectores en el rastro de una amplia nómina de autores a los que continuar leyendo o a los que empezar a conocer. De todos ellos se repasa someramente su trayectoria literaria y son los que siguen -según su orden de aparición-: Víctor Botas, Alberto Vega, Francisco Velasco, José Luís García Martín, Ángel Guache, Herme G. Donis, Ricardo Labra, Olvido García Valdés, Fernando Beltrán, David González, Martín López Vega, José Luis Piquero, Jordi Doce, Silvia Ungidos, Pelayo Fueyo, Fruela Fernández, Xosé Manuel Valdés Costales, Xuan Bello, Berta Piñán, Lourdes Álvares y Antón García.

viernes, noviembre 17, 2006

Cadaverina

Leo en la prensa la azarosa vida (valga la paradoja) del cadáver de Perón. En 1987, trece años después de su muerte, se profanó el sarcófago donde reposaba el general y se le mutilaron las manos, por las que se exigía a su partido alrededor de ocho millones de dólares de rescate. Nunca más aparecieron. Ahora, transcurridos treinta y dos años de su fallecimiento, se le ha renovado el ataúd, sustituyendo el viejo cajón de roble que lo contenía. Además se ha aprovechado la muda para buscarle una nueva ubicación, llevándolo desde el cementerio donde se hallaba hasta un mausoleo temático que se está instalando en la que fuera su residencia de fin de semana; y también para arrancarle a la momia algunos pedacitos con los que analizar su ADN, a ver si coincidía con el una supuesta hija que venía litigando por derechos hereditarios. Finalmente se ha desechado cualquier parentesco entre ellos. Pero, lo más divertido de todo este trajín es que ha estado dirigido por el supuesto tanatólogo oficial del Perón, don Alfredo Péculo, quien ya había sometido al cadáver, en ocasiones anteriores, a diversos liftings con el fin de que los años a la sombra no le deslucieran el apresto. "Para mi -confesó Péculo-, haber vuelto a ver el cuerpo del general tiene gran valor afectivo, fue el máster de mi carrera como tanatólogo".

Leyendo esta historia, recordé un relato breve de Darío de R. publicado en Ágora hace unos meses y que ahora transcribo:
A la noche, subimos al coche de Julián. Me tocó sentarme en la parte de atrás, entre Manuel y Ariel. Llevaba puesta una deliciosa música de jazz. Julián conducía despacio por las calles iluminadas de la ciudad. Manuel hablaba jocosamente de muertos y tanatoestética. Yo iba encogido en el asientro trasero del Audi, oprimido, silencioso. Pedí que abriesen las ventanillas. Julián decició, sin embargo, conectar el aire acondicionado. Pero no era frío lo que yo necesitaba, sino oxígeno, espacio. Oía como en un sueño la música y la historia que Manuel contaba: "Era un agente funerario magnífico. Los parientes de los fallecidos siempre le quedaban agradecidos. A los hombres les dejaba el rostro como el culo de un crío. Llevaba consigo permanentemente una máquina eléctrica de afeitar. Peinaba al muerto, le arreglaba el traje y lo rasuraba con pericia de barbero". Me dolía el pecho y no deseaba otra cosa que en el próximo semáforo nos detuviera una luz roja salvadora. Entonces, y aunque me tomasen por loco, me bajaría del coche y me iría andando. "Un día me hizo una confidencia. Lo que no llevo, Manuel, son los suicidios. Un suicidio es lo último, Manuel, lo último. Y va el cabrón, y unos meses más tarde, se nos mata con gas. Ja, ja, ja. Cortó la goma con una navaja y se dejó morir. Pero lo más curioso del caso es que, según nos confirmó la policía, no sólo pretendía suicidarse, sino llevarse también por delante a su mujer y a su hija. Algo falló, pero se fue de este mundo convencido de que cuando ellas volvieran a casa y apretasen el interruptor de la luz, volarían los tres. La chavala era yonqui y lo volvió loco. Pero no os imagináis lo mejor. Cuando lo encontraron muerto, tenía en la mano todavía la maquinilla de afeitar y se había engominado el cabello. Nos dejó el trabajo hecho el muy capullo. Ja, ja, ja". Llegamos por fin. Me caía el sudor por las sienes, pero no había dicho ni palabra de mi angustia. Tenía entumecido hasta el paladar. Puta claustrofobia.

Höfn

Ayer en EL CULTURAL se anunciaba la publicación del útlimo libro de Seamus Heaney, District and Circle. Con este motivo se anticipan dos poemas de esta obra en la versión de Jordi Doce. Quienes visitamos a diario su blog ya sabíamos que andaba enfrascado en esta traducción, de la que el mismo había adelantado la composición que habla del glaciar de Vatnajökull, en Höfn (Islandia), cuyos últimos versos dicen:

(...) y me dio miedo su frialdad, que aún parecía suficiente
para helar las ventanillas empañadas de aliento,
congelar sedimentos de una labranza inquebrantable
y todas las palabras cálidas y gustosas que van de boca en boca.

Seamus Heaney
De District and Circle (Faber & Faber, 2006)

Versión de J. D.

jueves, noviembre 16, 2006

Así nacieron Las Edades del Hombre


Rescato esta deliciosa curiosidad del libro Segundo Abecedario, de José Jiménez Lozano, editado por Anthropos. Corresponde a un apunte fechado en 1986. V, que no es otro que el sacerdote José Velicia, fallecido unos años después, le habla a Jiménez Lozano de una exposición de arte sacro catalán. De repente, y espoleados, supongo, por el deseo de que también sean conocidos los tesoros de la Iglesia castellana, profundos conocedores ambos de lo que ésta alberga no sólo en sus catedrales, sino también en las pequeñas iglesias de los pueblos, en los más recónditos monasterios, idean lo que hoy todavía sigue siendo uno de los más hermosos proyectos culturales de este país: Las Edades del Hombre.

Un proyecto. V. me habla de una exposición de las obras de arte que guardan las iglesias, museos y monasterios catalanes. ¿No se podría hacer algo parecido aquí? Pero de otro modo a como se suele hacer. No se trata de sacar los trastos y ponerlos ahí, a la ventana, en exposición, y tampoco necesariamente de recurrir al esquema de supuesta evolución de las formas, que implica la idea muy agradecida pero falsa de que en arte hay progreso como en las máquinas de los trenes. Se trataría de sacar pintura, escultura, libros y música de una altísima categoría que están diseminados y a veces ocultos y desconocidos, y situar la obra de arte o la escritura en su Sitz in Leben para decirlo pedantemente; y con una cierta narración. No haría falta más que abrir los ojos para, viendo como un artista romántico y otro barroco pintan o esculpen un Cristo Crucificado, comprender lo que hay detrás en cada caso: una teología, una estética, una sensibilidad, una concepción del hombre, y del mundo tan distintas. Y comparar las obras de prestigio con las que no tienen ninguno, y a ver qué pasa. A ver qué es lo que se nos ocurre, primero. Y a ver dónde están los dineros, después. Y a ver cómo se logra realizar lo que uno se imagina. Pero, por escribir unas páginas más y levantar un castillo en el aire con palabras, que no quede.


Y se realizó. Y justamente el día en que se hizo esa entrada en el diario, se inició la aventura. Bendita –nunca mejor dicho- aventura.

miércoles, noviembre 15, 2006

Nuestra más sensible zona erógena

Después de consultar con su pediatra, decidimos buscar un dentista infantil para nuestro hijo. Nos recomendaron una doctora cuya consulta se halla próxima al parque. Allí acudimos por primera vez hace casi un mes. En aquella primera cita, después de reconocerlo, nos llamó a su despacho y nos informó de cuál debería ser, en caso de que aprobáramos su diagnóstico, el plan de ataque para enmendar el avieso crecimiento de los dientes en nuestro pequeño, para modificar el ancho de su paladar. La explicación fue prolija, detalladísima. Y, contrariamente a lo que pudiera pensarse, lo más hipnotizante de cuanto nos iba desgranando no tenía que ver con la salud bucodental del crío, sino con cómo se nos narraba, con la modulación y estructura del discurso de la dentista. Era como asistir al monólogo de un actor profesional, y además argentino. Los primeros psicoanalistas de Buenos Aires nos convencieron de la necesidad de la ortodoncia freudiana. Ahora nos rendimos a la persuasión de sus odontólogos. El secreto, entonces como ahora, siempre estuvo en su habilidad para acariciarnos los oídos, nuestra más sensible zona erógena.

De retornos y canallas (4)

Para K. y R. (por riguroso orden alfabético)


Cierro los ojos al pie del cerro y escucho como se sobreponen dos respiraciones desacompasadas. Es el mar que golpea con la insistencia de un batán los diques del mundo, como si Neptuno albergara un metrónomo entre sus pulmones; y es, al mismo tiempo, el ahogo jadeante con que el cansancio castiga el tránsito de mi vejez y mi memoria por estas calles empinadas.

Justo por aquí bajábamos de niños al pedreru, a por llámpares. El mar se retiraba dejando sobre el rastro húmedo de su lengua un sarpullido de conchas aferradas a las rocas con tan desproporcionada e inútil fuerza como la que ahora empleo en recordar todos y cada uno de los días de mi infancia, cuando me temo que son ya más que el escaso resto de mi vida.

martes, noviembre 14, 2006

Las criadas

Ayer, en el Centro Municipal de La Arena, asistí a la representación de Las criadas, de Jean Genet, en versión coproducida por los grupos Sostén Teatro y La Galerna.

Jean Genet transmite siempre a través de su obra un halo de malditismo romántico. Vivió durante su adolescencia y juventud en la delincuencia, la prostitución y la cárcel. Allí empezó a forjar su carrera literaria y de allí fue rescatado gracias al interés que la misma despertó en autores como Sartre o Cocteau. De esa marginalidad se nutren sus personajes, que se inclinan al crimen con facilidad. A través de ellos Genet reflexiona sobre el poder y las convenciones e hipocresías sociales. Recurre en esa denuncia al travestismo de personalidades y de roles. Así sucede en Las criadas, cuyas protagonistas adoptan, en ausencia de la dueña de la casa, los papeles de señora y criada, en una representación de su odio, frustración, sometimiento, dominio y envidia, emociones todas ellas que nos acercan a su lado oscuro, a nuestro lado oscuro. Fueron las Papin, dos hermanas huérfanas que trabajaban como sirvientas, y que asesinaron a su señora y a su hija en Le Mans en 1933, hecho real sobre el que se inspira la obra teatral del Genet.

La de ayer fue una representación meritoria por lo que entraña de amor al teatro empeñarse en llevar a la escena, desde el amateurismo y sin más compensación que la que otorga el aliento de algunos pequeños auditorios, obras que, como las de Genet, nos explican; echándose a las tablas como al ruedo no por hacer lo que se quiere, sino queriendo lo que se hace.

En la versión de la directora de la obra, Gemma de Luis, se advierte, a mi juicio, un tono de tragedia griega que creo que enlaza adecuadamente con la vocación trágica que se respira en los diálogos, con esa rebelión inútil contra el destino en la que se comprometen las criadas, con la representación, en definitiva, de las pasiones universales que encarnan las hermanas Lea y Cristina. Incluso al personaje de la Señora, a través de sus túnicas brillantes y de su altísimo coturno, se le adivina una pátina de Yocasta revivida.

El escenario de la representación, reducido y sin demasiada altura, muy próximo al espectador, quizás impidió el distanciamiento que la obra, en la intención trágica de su dirección, hubiera requerido. Pero lo que no logró mermar en ningún caso fue la magnífica labor interpretativa de las actrices. Puri G. Bermejo, que representó a Lea, posee el oficio necesario para modular sus intervenciones con excelente claridad y tono dramático. Mary Chely F. Marino, convertida para la ocasión en la Señora cuya preeminencia mueve al crimen, se movió con la elegancia no sólo requerida por su personaje, sino con la que le otorgan los muchos años de profesión y amor al género, con esa prestancia, en fin, que de haber dispuesto de mejor plaza, nos hubiera transmitido incluso de modo más exacto ese perfil de gran dama de la escena que tan bien se aviene con la dueña sacrificada por Genet. Por último, Geni García, la más joven de las intérpretes no desmereció de sus compañeras de reparto, es más, al oírla decir sus diálogos uno pensaba en cuánto darían tantas pseudo actrices que se pasean por escenarios y platós gracias a su palmito por tener, al menos, su precisa vocalización, algo que debiera ser imprescindible en este oficio y que, sin embargo, tantas veces se echa en falta.

Fue, en definitiva, una digna puesta en escena de Las criadas, y así tuvo a bien el público reconocerlo con sus aplausos.

lunes, noviembre 13, 2006

Licencia patética

De la entrevista a José Manuel Caballero Bonald publicada ayer en EL PAÍS:

"La guerra de Irak a mí me produjo indignación. Me pareció un atropello, entraron a saco en otro país, fuera de la ley, matando... Un atropello. Esa foto de las Azores me produjo mucha indignación. Desde que cayó el muro de Berlín todo va de mal en peor."

¿Se puede condenar la invasión de Irak añorando el totalitarismo soviético?
En verdad que en ocasiones, ciertas licencias son mucho más patéticas que poéticas.

viernes, noviembre 10, 2006

Moscas

Pequeñas miserias cotidianas. Cuando ciertamente son pequeñas, hacen la puñeta al modo de las moscas en verano. Se posan sobre la ceja, en la nariz, en el brazo quieto. Se las espanta pero vuelven. Reinciden con una persistencia que en verdad puede llegar a ser irritante. Pero no debe cederse a la tentación de emprenderla a bofetadas con unas simples moscas. No hay mejor defensa que el moderado desahogo discursivo, el agitarse como cola de vaca y el seguir, muy digno, con lo que uno está, sin ponernos nunca a la altura de las moscas, mucho menos si fueran éstas cojoneras.

Cambio climático

Después de comer oriento mi sillón hacia el sol, que entra franco a través de las ventanas, y, como decía Álvaro Valverde en un hermoso poema, “me leo a mi mismo en estos versos”:

Sol de noviembre

En esa luz caliente
que difícilmente salva
los tejados de mi barrio
a esta altura del año,
pero que aún muere en brillo
en los suelos del salón
como un fuego extinguido,
se adivina por pecio
todo un rastro de inextinguible estío.

Así fue hasta media tarde. Luego hizo un frío del carajo.

jueves, noviembre 09, 2006

Leyendo a Torga


De los Diarios de Miguel Torga:
Coimbra, 20 de julio de 1969. El hombre ha pisado la luna. Enfundado en un traje espacial y con un cohete en el trasero, se ha empeñado de tal manera en ello que ha conseguido poner los pies fuera de la Tierra. Y allá va él, a saltitos, luchando contra la ingravidez, ridículo pero triunfante. Como es natural, he vivido intensamente las diferentes fases del viaje, y he oído la noticia de su feliz desenlace con alivio y orgullo al mismo tiempo. Sólo que ahora, cuando ya se me ha pasado la ansiedad y el entusiasmo, me siento triste. ¡Qué monótonas y desconsoladas son las aventuras que nos quedan por vivir en en este mundo! En primer lugar, dirigidas por ordenadores; y después, en vez de perseguir sueños de perfeccionamiento de la fraternidad, nos marcamos como objetivo el ensanchamiento de la soledad...
Con los mismos mimbres se han tejido el apunte en un diario escrito por quien había cumplido ya sesenta y dos años y miraba aquello con sabio distanciamiento, y también el libro de quien era entonces un adolescente y veía en la misión espacial lunar la mayor hazaña de la humanidad.

miércoles, noviembre 08, 2006

Residencias para la espera

Así se titulaba el artículo publicado por Ramón Bayés hace un par de semanas en EL PAÍS. Merece una lectura atenta.

Imaginemos que llegamos a la sala de espera de una estación muy confortable pero sin trenes; a un aeropuerto moderno sin aviones; que esperamos un taxi día y noche en el banco de la esquina ajardinada de una ciudad sin taxis. Y que nuestra única misión en la vida consista ya en permanecer allí durante meses, tal vez años, esperando simplemente a que nuestro corazón deje de latir. Y conociendo que, en el futuro, ningún tren, ningún avión, ningún taxi, nunca nos llevará hasta una tarea o unas personas que den sentido a nuestras vidas; que no se materializará ningún sueño; que nunca iremos a otra ciudad; que no conoceremos a nuevos amigos. De repente, en un momento, nos damos cuenta con tristeza de que nuestras historias, nuestra experiencia, nuestra sabiduría de la vida -al revés de lo que ocurría con los consejos de ancianos de las tribus indias de las viejas novelas de Zane Grey- no le interesan a nadie.”

martes, noviembre 07, 2006

Mañanita

La Iglesiona, a la que recientemente se le ha otorgado el título de basílica, fue edificada entre 1918 y 1922 según un proyecto del arquitecto catalán Joan Rubió i Bellver, discípulo de Gaudí. Se trata de un templo de una sola planta con grandes arcos parabólicos que culmina en girola en torno al presbiterio. Exteriormente, la fachada tiene a sus pies un atrio oscuro donde los mendicantes ejercen de sampedros; sobre él se abre un óculo y una ventana triple en la zona superior. Coronando la iglesia se asienta una enorme estatua del Sagrado Corazón de Jesús, al que se le conoce por el Santón, esculpida con mármol blanco de Carrara por Serafín Basterra y que resulta visible desde muchos lugares de la ciudad.

Desde hace unos ocho o diez años comenzaron a aparecerle a la Iglesiona unas preocupantes grietas en su fachada. Recientemente se iniciaron las obras para su cimentación, colocándose dentro del templo un apeo que sujeta las bóvedas y arcos, y anclándose el Sagrado Corazón mediante eslingas a los contrafuertes posteriores de la basílica.

Esta mañana cuando llegaba al trabajo, lucía todavía una redonda luna llena frente al Santón. Se recortaban ambos en su claridad de espejo y mármol contra el cielo todavía oscuro. Tal parecía que el Cristo se hubiera subido por encima de los tejados de la ciudad para cantarle a Catalina, que su brazo derecho alzado hacia el cielo modulase la entonación de una mañanita y que los arneses lo anclasen no porque se fuera a caer sino por que intentara volar.

lunes, noviembre 06, 2006

De retornos y canallas (3)


Es cierto que ahora están por todas partes. Que si bien yo las conocí disputándose las vísceras de la pesca cuando al alba regresaban a puerto los mareantes, ahora incluso anidan entre las tejas, le arrebatan las migas de pan a los gorriones y a las palomas y anuncian, como sirenas estridentes, los amaneceres. No son ya las aves que presagiaban la costa y clareaban el cielo en las tormentas; se han vuelto clochards de pluma blanca y arrastran elegantemente entre sus patas un rastro de limo urbano.

Pero poco importa este creciente descrédito cuando ella arriesga todas las mañanas el filo de sus alas al volar hasta este alfeizar tapizado de verdín. Cuando espera sin recelo alguno que salga la anciana a su encuentro y le acerque los restos de la cena. Porque justo aquí, donde nunca se posó el sol del mediodía, sonríe puntual y luminosa una gaviota.

viernes, noviembre 03, 2006

Premio Cálamo (y 2ª)

Lo prometido es deuda. Se acaba de redactar el acta del fallo de la XXI Edición del Premio Cálamo de Poesía Erótica. Ganó A. No le ladraré a la luna. Abierta la plica, la autora ha resultado ser Verónica García Moreno, que envió su poemario desde Montana, en Estados Unidos. Se titula Carne de Dios. Adelanto unos versos:

ESTANDARTES

Con el vientre lleno de ángeles o peces
luchando
a embestidas feroces contra el mar,
susurraste mi nombre con los ojos abiertos.
Descubriéndolo
entre todas las voces
como la tierra perfecta y prometida,
las costas deseadas,
el secreto destino de tu estirpe.

Quedó así
mi nombre
poblado de estandartes.

Ciutadans de Catalunya

A modo de interpretación de lo que está opción política puede representar, me permito reproducir un pequeño escrito que publiqué hace unos meses y que decía:

Desde que ocupa columna en la última página de los miércoles, sigo con mucho interés los artículos de Elvira Lindo en EL PAÍS. En un tono contenido, juicioso, muy distinto a la pose frívola que adopta en su sección neoyorquina dominical, reflexiona en apuntes breves sobre la actualidad. Es, además, muy interesante una idea que flota en muchos ellos y que se intuye como una marca de agua que se dejara adivinar por detrás de la letra impresa: la certeza de que existe una tercera España (en acepción tomada de Paul Preston) constituida por esos muchos ciudadanos que asistimos atónitos e impotentes al maniqueísmo de todo cuanto nos rodea, al alineamiento de políticos, medios de comunicación, articulistas, tertulianos y, hasta si me apuran, de compañeros de trabajo; una España que considerándose progresista reniega de ciertos progresistas instalados en el poder y de los arrebujados a su sombra en el pesebre; una España invisible a la que ninguna opción política parece tener intención de representar y que posee una visión de cuanto la rodea no tamizada por corsés ideológicos, sino por el sentido común. Y como muestra de esta manera de opinar y escribir baste recordar cómo terminaba uno de sus artículos la Lindo: "Se trata de decir una vez más que no todas las personas que opinamos que el nacionalismo tiende por su propia naturaleza a la insolidaridad somos peligrosos derechistas, ni nostálgicos del franquismo, ni carcas, ni antiguos. Si acaso un poco aguafiestas, porque en esta España en la que los nacionalistas llevan ganando desde hace veinticinco años mucho más de lo que perdieron, estamos aquí para recordar que nos quedamos hace tiempo sin equipo, que nadie nos quiere".

Premio Cálamo (1ª)

Añado el ordinal al título porque esta entrada tendrá, necesariamente, una segunda parte (y 2ª). Me explico. Junto a Ángel Francisco Casado y Emilo Amor, formo parte del jurado que debe fallar hoy la XXI Edición del Premio Cálamo de Poesía Erótica. Estos últimos días he leído durante horas los trabajos finalistas. Distinguía Virginia Wolf tres fases en la lectura de un libro:
  1. Leer con sensibilidad, recogiendo impresiones y experiencias.
  2. Juzgar.
  3. Deducir de los casos concretos cualidades abstractas e incluso formularlas como normas generales.

Me he aplicado en la lectura con el mejor de mis ánimos. He tomado notas en los márgenes de los poemas. He creído distinguir qué obras son las mejores. Y entre ellas, aprecio en dos que aquello que cuentan se proyecta más allá de la anécdota sobre la que se construyen sus versos (Quand je parle de moi, je parle de vous).

Son mis favoritos dos libros muy distintos. El A (permítaseme que por la discreción con la que debo proceder no de título ni lema) es más poético, utiliza composiciones breves, explicita en sus títulos el asunto que los poemas tratan y por muy rudo que éste sea los versos que lo desarrollan tienen una encomiable austeridad expresiva. El B es más narrativo, más barroco; el verso se alarga y también las estrofas. Tiene una envolvente ambientación onírica. Cualquiera de los dos sería un justo vencedor. Parece evidente tras su lectura que sus autores son, respectivamente, una mujer y un hombre; pero juro por mi sensatez que nada ha tenido que ver en este equilibrio de fuerzas entre sexos la paridad en moda.

En cuanto el premio se falle, trasladaré aquí el nombre del autor, el título de la obra y algún extracto de su contenido. Esta tarde comprobaré si mis elegidos coinciden con los del resto del jurado. Si así no fuera, le ladraré a la luna como Marsé al planeta.

jueves, noviembre 02, 2006

Ironía

Teórica
Kierkegaard: “La ironía es la posición de quien ha dejado de creer en los viejos dioses, pero no puede aún creer en los nuevos”.

Práctica
Alberto Vega: “Dios ha muerto, Marx ha muerto (y yo últimamente no me encuentro nada bien)”.