miércoles, junio 27, 2007

Inhibidor

Del estallido quedan los cuerpos sin vida, los heridos. La extraña paradoja de que quien se prepara para la guerra y trabaja, sin embargo, por la paz se sienta, de repente, sin capacidad alguna de respuesta y sorprendido por la muerte. La certeza de que los ejércitos profesionales se nutren de carne joven, muchas veces desarraigada, extraída de lo humilde. La evidencia de que en España han venido a relevarnos en las más penosas tareas sociales y laborales los emigrantes. La gresca innoble propiciada por quien le echa a la caldera de su ambición no importa qué combustible. Y una palabra: inhibidor. Faltó y faltarán. Corren malos tiempos para la inhibición del terror. Como el agua que se desborda, los diques con que se trata de inhibir la fuerza de su corriente consiguen retenerla apenas un instante, el que tarda en hallar un nuevo aliviadero.

1 comentario:

Daniel Pelegrín dijo...

Es un juego sucio el que se juega con los inmigrantes, de nuevo el doble rasero. Muy oportuna la entrada, como siempre.