miércoles, agosto 08, 2007

Guimaraes

En la muralla que abraza
las más angostas calles de Guimaraes,
por encima de donde se asoman
el palacio de los Braganza
y la espada de Afonso Henriques,
una inscripción en grandes letras doradas
recuerda que "Aquí nasceu Portugal".
Entre las mesas del café
de la Plaza de Santiago,
en el corazón mismo de la ciudad
una vieja aseada y sonriente
mendiga una limosna.

2 comentarios:

Daniel Pelegrín dijo...

Qué pequeña joya, Guimarães. Al margen de la gesta patriótica, es una ciudad con mucho encanto y color. Buen poema, desmitificador y metafórico (así lo leo yo).

DIARIOS DE RAYUELA dijo...

También a mí me lo pareció después de leerlo. Porque hacer poemas tiene la extraña cualidad de desvelarnos de repente y por sorpresa la vida.
Un abrazo.