lunes, enero 25, 2010

Dientes

De entre las imágenes de los informativos que muestran en improvisados campamentos a los supervivientes haitianos, choca ver a menudo que entre ellos algunos aparecen lavándose los dientes. De pie, miran con ojos algo hipnóticos y mueven mecánicamente su cepillo dentro de la boca. Un cerco de espuma blanca les rodea los labios, un poco como a Al Jolson en The Jazz Singer. Pese a saberse filmados continúan parsimoniosos con esa higiene en medio del hacinamiento y frente a la cámara intrusa. Uno piensa que a este lado fácil de la vida echamos mano del dentífrico después de las comidas o antes de los besos. Siempre en la intimidad de los cuartos de baño. Pero que quizás no nos tomaríamos semejante molestia en medio de la tormenta. Tan ajenos a lo irremediable por desconocido que muy probablemente perderíamos el norte del aseo. Para ellos posiblemente todo sea más simple y ese sea uno de los no tan escasos gestos que mantienen durante el desastre, siempre acechante, un rastro de la rutina de lo que eran sus vidas sólo unos días antes. Tan peladas como los huesos que les arroja la escasez a los perros. Huesos para dientes sanos.

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