viernes, febrero 25, 2011

Los comentarios

Aquí se deshabilitaron hace tiempo. La cortés respuesta a que obligaban suponía un esfuerzo continuado para el que no siempre se está con ánimo o tiempo suficientes. Por otro lado, tampoco este blog pretendió nunca generar corrillos dicharacheros, por más que en esporádicas ocasiones pudiese parecerlo. Se tiende aquí a la entradilla literaria, género que no da pie al desahogo habitual de los comentaristas, que prefieren cebarse sobremanera con lo político. No hay mejor comprobación de lo apuntado que acudir a las páginas digitales de un periódico y reparar en qué se concentra el interés del lector que recurre a la interpelación. No suele apuntar, se lo aseguro, a los artículos de las páginas culturales —salvo que en ellos se alimente alguna polémica como la protagonizada recientemente por Cercas y Espada, que habiendo derivado hacia lo prostibulario, a causa del dudoso gusto con que afrontó su réplica el segundo, adquirió una repercusión algo insólita—. Pero es que además, la mayoría de los comentaristas de los diarios forman parte de eso que podría considerarse “ejército de las tinieblas”: tropa oscura (anónima) y de colmillo retorcido. Por lo que esta práctica, como en toda en la que se relega a los discretos —la vida misma—, tiene consecuencias perversas: le toma el pulso a la opinión pública justo por donde más acelerado anda su ritmo cardiaco. Siendo así que si tan torpemente se indagan las constantes vitales, es más que probable que se yerre en el diagnóstico. En La literatura nazi en América, cuenta Bolaño a propósito de Mateo Aguirre Bengoechea que odiaba éste “a Alfonso Reyes con tesón digno de más noble empeño”. Qué magnífica aplicación se le daría al primer principio de la termodinámica si esa energía oscura de la mayoría de los comentaristas se transformara en una fuerza constructiva, si ese tesón perverso se volcara en más noble empeño. Y cuánto mejor nos iría si se le diera la importancia debida a cada cosa, siendo así que la bulla nos ocupara el exacto trabajo que le lleva al dedo corazón pulsar por el tiempo preciso la tecla delete.

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