viernes, abril 15, 2011

Porto


A minha cidade não se chama Lisboa, não tem cheiro a sul e nem por ela passa o Tejo, mas como ela, tem Nascentes leitosos e marmóreos... Na minha cidade os Poentes são de ouro sobre o Douro e o mar e só ela tem a luz do entardecer a enfeitar o granito... Na minha cidade, tal como em Lisboa há gaivotas e maresia mas não há cacilheiros no rio há rabelos transportando nectar e almas... Da minha cidade nasce o Norte alcantilado, insubmisso e o sol, quando chega, penetra-a delicadamente, carinhosamente, depois de vencido o nevoeiro... Na minha cidade também há pregões, gatos, pombas, castanhas assadas e iscas e fado pelas vielas, pendurado com molas, como roupa a secar nos arames... A minha cidade tem também tardes languescentes, coretos nas praças velhos jogando cartas em mesas de jardim e o revivalismo de viuvas e solteironas passeando de eléctrico... É bem verdade que na minha cidade a luz, não é como a de Lisboa mas a luz da minha cidade é um frémito de amor do astro-rei a beijá-la na fronte, cada manhã!...

María Mamede


(Mi ciudad no se llama Lisboa, ni huele a sur, ni por ella pasa el Tajo; pero como Lisboa, tiene manantiales de leche y de mármol. En mi ciudad las puestas de sol son de oro sobre el río Duero y sobre la mar, y sólo en ella tiene una luz el atardecer que adorna el granito. En mi ciudad, como en Lisboa, hay gaviotas y aire de mar, pero no hay transbordadores, en el río sólo hay rabelos que transportan néctar y almas. De mi ciudad nace el Norte acantilado e insumiso, y el sol, cuando llega a ella, la penetra delicada y cariñosamente tras vencer a la niebla… En mi ciudad también hay pregones, gatos, palomas, castañas asadas, higado y fado por las calles, adornadas con fuentes, con ropa secando en los tendales... Mi ciudad tiene también tardes languidecientes, quioscos en las plazas, viejos jugando a las cartas en mesas de jardín. Y en ella renacen las viudas y las solteronas cuando pasean en el tranvía. Es bien cierto que en mi ciudad la luz no es como la de Lisboa, pero la luz de mi ciudad es un aleteo de amor del astro rey que la besa en la frente todas las mañanas.)

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