lunes, marzo 04, 2013

Nieve

Desde el mirador d`Asiegu
 
El camino discurre por la empinada derrota que antaño llevaba al cementerio. Por allí se subía en hombros a los muertos. Con mal tiempo la comitiva se hundía en el barro. Pisaba esa humedad turbia de los suelos que aguardaba también por el entierro. Una cruz de piedra señala todavía la mitad del trayecto. Se rezaba allí un último responso por el finado. Los porteadores tomaban entonces un respiro. Abajo, el río seguía su curso. Desde lo más alto las campanas llamaban a funeral. El sábado estaba encharcado todo ese sendero. Se precipitaba el agua de los prados hacia el valle. Desde el mirador podía contemplarse una hermosa vista panorámica. El día luminoso acercaba las cimas más lejanas, sus nieves. Soplaba un aire de cuaresma. Una brisa enfriada en lo alto y cargada de cristales minúsculos. La piel del rostro se tensa en esas caminatas de invierno. Ese frescor extremo pone en alerta, despierta a cualquier vestigio de belleza. El sol pulía las cresterías seguramente hasta el hielo. La viruta blanca de esa talla suele precipitarse transparente ladera abajo. En lo más hondo de su viaje, a la sombra de nuestras suelas, termina por volverse poco más que barro oscuro: como todo imperio, el de la vida o el de la nieve.

2 comentarios:

TODOFOTOJUANGARAY dijo...

Recuerde el alma dormida...
Bonita esa foto tomada antes de tornarse en barro

Sir John More dijo...

Gusto de volver a visitarte, y más con este paísaje... Ay...